Amnistía para desarme poblacional

Entre las posiciones de amnistía que se conocen, la más interesante es, la del desarme poblacional, porque sin lugar a duda en toda población donde se requiera de un arma para salva guardar la integridad y la vida, ella se desarrolla en un ambiente hostil y ahí se requiere en primer lugar de perdonarse entre si, como paso previo a encontrar las diferentes formulas que se conocen para un acercamiento social en condiciones conflictivas.

Creo que reconocer la violencia en su contexto dentro de cada ambiente puede ayudar a que se vea mejor la razón que le impulsó, para iniciar así el análisis para la acción de construir planes que ayuden a desarmar de corazón y el poder de fuego que hace la barrera separatista de la gente de cualquier sociedad en conflicto.

En Venezuela es hasta probable que los avatares conflictivos daten de los episodios independentistas o más allá en la colonización, arrastrados en el subconsciente individual de cada individuo y reflejados en la posición colectiva para garantizar la permanencia de la raza o comunidad social.

Ese temor a ser atacado o despojado de lo que nos proporciona seguridad de vida, puede que sea el detonante que implícitamente nos convoca a colocar en toda estrategia de desarrollo, la connotación que implica la protección debida, mediante el poder de decisión y de fuego, que establezca; la barrera entre el agresor y la existencia individual y colectiva.

Lo que al parecer constituye el reflejo de lo que terminamos aceptando en el comportamiento social, porque el sentirse amenazado configura un ambiente que promete exterminar la condición de vida y por ende la respuesta a ella, es naturalmente; el protegerte de tal supuesta agresión.

Agresión que invade la emocionalidad del ser para hacerte alerta a todo objeto o señal que desconoces, para así crearse expectativas sospechosas de todo ambiente de vida donde te desarrollas y en consecuencia, forjar una condición para el carácter de absoluta desconfianza.

Lo que da como resultado, la construcción de un individuo restringido por la rigidez del ambiente social en la que se ha desenvuelto.

Probemos a ver si estamos en lo cierto desarmándonos el corazón y ese poder de fuego que termina beneficiando a los que les agrada vernos en la discordia para la colocación de sus maquinas infernales de extinción de gente entre nosotros.

Probemos aquietando ese miedo que sale de nosotros cuando ofendemos a alguien desde una colina, para que nos invada el valor que no conocemos por desconocimiento de otro sistema de vida.

Probemos acercándonos algo más en busca de sentirnos el dolor que nos embarga a cada quien en conflicto en reconocernos como iguales en esta existencia y parte de todo el universo.

Hagámoslo con valor y resuelto a vivir la experiencia de abrazarnos para romper los muros que nuestros temores construyeron.

Permitámos flexibilizar el pensamiento para transformarlo en el sentir de la sensación del otro para colocarnos en su propia experiencia.