El hombre género, como sabemos a través de los datos históricos, colocó acento en los puntos que le ayudaba a conocer; una forma precisa para adecuar sus proyecciones sociales, económicas y políticas con el transcurso de los estados climáticos del planeta y para ello observó las estrellas, satélites, planetas y finalmente el sol como regente actual de las decisiones del transcurrir del tiempo, figurado en días, meses, y años.
En ese sentido le dio respuesta a la necesidad de orden social que requería la productividad, como necesidad de permanencia, configurando lo que se conoce desde tiempos inmemorables como calendario, qué viene a ser el cronograma de cómo va transcurriendo la rotación de la tierra alrededor del sol y, el que ha sufrido innumerables ajustes en el paso del proceso social.
Desde el 4241 a.c. al presente histórico el calendario se constituyó en una especie de carta perfectible de navegación social para el hombre y de acuerdo a su interpretación las diferentes sociedades fueron homologando sus actividades a los principios aceptados en los cronómetros del tiempo que ajusta el calendario.
Siendo entre los más conocidos; el calendario egipcio, el calendario babilónico, calendario griego, calendario griego primitivo, calendario romano primitivo, calendario juliano, calendario gregoriano, calendario americano.
La importancia de estos datos está en diferentes aspectos del interés del hombre social, porque con el complementa la visión de adaptabilidad en el proceso productivo del desarrollo evolutivo universal. Y al mismo tiempo, el conducto al ser el mapa astronómico con el que a través del tiempo se transporta en el espacio sideral.
De manera que con él el hombre ha anunciado más allá de los estados del tiempo, la condición sociológica y climática de cada ciclo que marca la revolución de la tierra al rededor del sol.
En consecuencia es de mucha importancia en la actualidad el conocer la realidad astronómica del planeta, con respecto a la relación galáctica, porque da la impresión que estamos sintiendo una relación distinta al tipo de revolución terrestre; que nos da la sensación qué ha habido una modificación en los 365,2425 días años que establece el calendario regente que se determina como gregoriano.

Porque ahora vemos como un amanecer y un transcurrir de la luz solar más rápido, como también un estado energético acelerante en toda relación de vida y ello, es motivo de solicitar explicación al sin número de preguntas que surgen en torno a la aparente anomalía, como: Los días aún son de 24 horas, las coordenadas UTM siguen siendo las mismas con respecto al ángulo de salida y entrada de la luz del sol, el sol puede seguir siendo el regente más preciso para ajustar la información astronómica o debemos verificar si el satélite es el que debemos tomar en cuenta para nuestro calendario, regresando al antiguo calendario Juliano que contaba los estados lunares para conocer los efectos galácticos.