Discusión parlamentaria sobre confesión pública de Ex- militar – Abogado, nombrado magistrado ante el TSJ. Por actos de corrupción y tráfico de droga

Los asuntos inconclusos y por resolver socialmente son de atención parlamentaria desde la visión democrática.

El caso de corrupción generalizada que se ha presentado en la sociedad, no es precisamente qué alguien, en este caso; un militar  - abogado que lo nombraron magistrado presidente de la sala penal, haya hecho una confesión pública de sus actos ilicitos,  en la que él señala a sus cómplices a objeto de así encontrar respaldo de un organismo internacional como la DEA para salva guardar su vida, de las represalias de sus compañeros de fechorías por el hecho de haberse dejado sorprender con una evidencia, por quien se suponía era el sacrificable de la banda y por la que en su defecto, sería exterminado al igual que otros componentes, entre ellos; el ex- gobernador del estado apure.

Porque nadie en este país duda de la veracidad de los hechos, todos sabemos; que el gobierno está conformado por quienes se revirtieron de héroes para hacer de sus vidas un encanto.


La mitad de la gente los aprovecha y la otra los repudia, porque nadie los sigue sino los usa para evitar qué los que hicieron posible la Venezuela que heredamos, queden sin recibir castigo. Pero en eso no fueron complacidos, sino en el reparto dadivoso del erario público, mientras a grandes bacanales se disfrutan la bonanza social.

Ahora, cual es el objeto de dar una discusión parlamentaria del caso; táctica dilatoria o cortina de humo para distraer la opinión de los acuerdos que se dan ante la dispendiosa situación.

Esa elucubración puede que tenga sentido cuando se está al frente de una habladera de paja que terminará en una sanción social, "el que hable en lo adelante de eso, será arrestado porque ya se terminó la discusión" y así evitar que se den cuenta que no hubo diligencia ante organismos competentes, cómo la corte penal internacional CPI, en la que se pueda dilucidar; qué en la actualidad, la violación de los derecho humanos de la gente venezolana está siendo impunemente sistematizada, porque el país lo convirtieron en un santuario del narco trafico y ello está matando impunemente a sus integrantes al haberle desvirtuado el orden social para enmascarar con la violencia, la actividad satánica de la venta y el consumo de sustancias nocivas para el desarrollo social.

Espero que si no hay voluntad nacional alguien internacional mente haga detener el delito de lesa humanidad, que en Venezuela impunemente se acomete y se exporta al resto del mundo y busque llevar a la humanidad, la voz de auxilio que hacen todos los días las madres venezolanas desde los centros infrahumanos de los hospitales y morgue.