Vivo en una sociedad corrupta

A través del espacio-tiempo puede hacerse qué una sociedad de valores éticos y social, se confunda en la vivencia de anti valores, que comporta la necesidad desmedida del consumo, así como la del tener y la del ser individuo, si se mantiene dentro de una constante que priorice la vida del conseguir, por encima de la del sentir la necesidad del otro para conocer la propia.

Muchas sociedades después de haber logrado éxitos sociales económicos políticos, atravesaron por momentos de cambios drásticos en sus comportamientos alcanzados para la productividad y la razón de ello, generalmente estuvo centrada en el descuido con la corrupción social, qué como flagelo invisible se comienza a presentar en la formación ciudadana dentro de la vida familiar al momento en que la necesidad es suplida sin consideración a lo ético, que es desplazado por lo meramente social económico.

Pero en la actualidad, como paradoja, se ha iniciado globalmente una especie de colapso económico en consecuencia a la inoperancia del sistema para la distribución de lo producido en el proceso productivo.

En la que los valores económicos de los productos, sobre pasaron la importancia de la necesidad laboral y como resultado, quedó afectada la capacidad de pago para la adquisición en la necesidad de consumo, desmejorándose, no solamente la capacidad de compra del trabajador, sino también la movilización de los capitales monetarios en las carteras crediticias de los sistemas financieros.

Porque congelados en sus arcas, mostraron índices negativos por las enormes colocaciones pasivas inmovilizadas al tener que sufragar, los intereses correspondientes y con ello, maniobrar políticamente para evadir enfrentar la merma de las utilidades acostumbradas por esos sectores.

Situación que ha conllevado al sacrificio del sector débil, el consumidor, que carga con la necesidad de consumo adquirida, en ese proceso anti valor de sociedad. 

Formándose así, un comportamiento conformado por la presión social económica que ejerce la necesidad ficticia heredada, de la falta de ética en la construcción de los valores sociales comportados (CORRUPCIÓN).