Apropósito de ese tema tomado por Mirtha Rivero para titular su libro, La rebelión de los náufragos, hago éste paréntesis como frenazo en el camino del que hacer nacional a objeto de hacer un alto en reconocer el excelente trabajo periodístico y al mismo tiempo como reconocimiento de lo que en realidad se ha recogido en esa investigación.
Porque al igual que todos los venezolanos hundidos en la desesperanza y melancolía por la consecuencia de una anti política encarnada en los interpretes de la vieja escuela, trato de conocer más allá de esos antecedentes, bien narrados y publicados en esa magnífica obra escrita y, qué se nos entrega como testimonio de lo que terminó siendo la inmadurez colectiva venezolana y así, infiltrada como elemento de dispersión por el resentimiento y la decepción de las grandes mayoría de los nacionales nacidos y acogidos residentes ; el camino que pueda conducir a la cumbre dónde se pueda decir: qué la experiencia se ha llevado lo que se alcanzó estructuralmente, también los cimientos económicos, pero qué conservamos los valores y principios democráticos constituidos con los ejercicios sociales que fueron posible en los primeros años de las generaciones poéticas y sembradoras de humanismo en la consciencia nacional y que ellos son los responsables del despertar del mayor universo de venezolanos inmerso en ese torbellino que ha comprometido la sindéresis del país.
En tal sentido acojo la obra como el llamado a la reflexión social para el encuentro con un borrón y cuenta nueva de una sociedad que encontró ese camino para decirse, que si tenemos que corregir con el giro hacia el nuevo horizonte, ese debe ser en el marco de la solución social para iniciarse con la postergada discusión sobre desarrollo.
Enlace de reflexiones de gandi
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