Ayer: tiranía se hizo ley y rebelión un derecho. Hoy: Respeto hace desarrollo.

 

Según reza la historia que narra el pensador venezolano, las frases de ayer que titula el presente escrito, se le acuña al discurso que pronunciara Simón Bolívar, en los pasajes independentistas de 1812, para expresar con furor, la búsqueda del camino a la salida al cerco que pretendía mantener detenido el progreso de las inquietudes que surgieron, el 11 de abril, en el célebre cabildo de Caracas de 1811, ante el representante imperial español, capitán Vicente Amparan.

Hoy, las mismas letras se recogen de las paredes de la ciudad de valencia, en la que para elevar un mensaje social, se impregnan como graffitis abstractos; que adornan el pensamiento del ambiente de la gente, para enarbolar; como consignas de continuar avanzando, la solicitud de conscientizar; que el padre de la patria, en aquel entonces, levantó esas banderas y ellas aún están izadas por la libertad.  

Esas ínfulas guerreristas de aquel momento histórico, fueron inspiradas por las influencias de los procesos sociales que surgieron en la Francia de 1783; que entendió, que los regímenes de gobierno monárquicos, habían concluido, ante la descomposición moral, social y económica de sus regentes.

Con lo que fue obligatorio, la recuperación del orden social y político; que llevara a la población a una mejor forma de vida; dentro de la libertad, fraternidad e igualdad.

Lo que influyó en la gente de las provincias de dominio español, ante la pérdida de estabilidad económica del estado monárquico.

Por lo que se plantearon de la gente, salidas de contribución, pero no se encontraron respuesta que mejorara el exaltado orden social y las mismas se hicieron más audaces; cómo, la separación de las provincias, bajo la figura de protectorado. Pero lo militarista impone  la visión monárquica que condenó a las provincias a mayores sacrificios de contribución.

Generándose, lo que conocemos como “guerra de independencia”, para garantizar la identidad de la gente en el concierto de las provincias del colonialaje español en la América del sur.

Así la tiranía monárquica, expresada con el desconocimiento de las voluntades mayoritarias, mediante la barbarie de las armas; cesó,  en el terreno del honor y la gloria, ante el derecho a la rebelión republicana.

Hoy, estupideces humanas, de repetirse actitudes en el contexto de los escenarios de ayer, para encontrarse con ideas que solucionen el desorden de la cotidianidad urbana.

El razonamiento actual, está configurado en el ordenamiento social constituido dentro del estamento constitucional.

Ese es el orden que rige por igual. Su desconocimiento, agrede el concierto mayoritario y el desconcierto a la estabilidad.

En ello está la solución al desorden. Las mayorías deben respetarse para encontrar el punto equilibrio. 

Esas son las banderas de la actualidad sociopolítica.

Porque hay un orden claro y estamentizado  por una constitución. Y a él hay que remitir la orientación del desconocimiento oficial, que ha desconcertado la estabilidad; que una vez recuperada, puedan atenderse las causas que impulsaron a la agresión mayoritaria de la gente y sus consecuencias.

Para así establecerse; las soluciones en asentar precedentes, que ayuden a avanzar  en el proceso hacia el desarrollo social.

Ha transcurrido mucho tiempo, desde el trajinar de la gente que fundó la figura republicana, como orden sociopolítico para mejorar la libertad, fraternidad e igualdad entre los ciudadanos.

Ahora, se requiere un desarrollo social, que nutra las decisiones para las soluciones del proceso histórico.

Es lo que busca la sociedad en la actualidad, porque hay libertad y equilibrio en la igualdad, porque así reza en el estamento constitucional, mejorado y por mejorar.

La gente necesita desarrollo y en el progreso democrático lo encuentra.

Avanzar sin detenerse, progresando integralmente; hasta darse cuenta; que el respeto al orden es el código de avance hacia el desarrollo perfectible, disipará el desorden.