Miseria humana

La miseria en el hombre, es un estado hipocrita del ser, que es generada por el egoísmo, la envidia, la perversidad y la venganza, porque son sentimientos conductuales que surgen al presentar disminución la bondad, la equidad, la solidaridad, la consideración, la honestidad y el respeto, como valores del equilibrio en el comportamiento social del individuo; que evoluciona en un ambiente hostil por la concupiscencia en el carácter personal.

Esa pobreza del carácter del individuo social, manifiesta en la ansiedad, cómo aprendizaje erróneo para cubrir la necesidad

Porque la evolución social contempla un método natural que hay que observarlo para acatar las órdenes de avance.

Ya que se requiere, tranquilidad, sosiego, armonía y valores humanos, que dispone esa conducta definida, entre los que recurren, la paz espiritual.

En las enseñanzas cristianas hay datos importantes para encontrarse con la metodología de construir el cuerpo espiritual, donde se purifica la gestión existencial. 

Al ser ricos los pasajes de la historia católica apostólica y romana, como institución que abraza la causa cristiana para conocer la existencia del hombre, mediante el real proceso evolutivo del ser existencial.

Porque muchos conflictos de la iglesia católica, aún en proceso, presentan escenarios de aprendizaje metodológico para alcanzar el cuerpo espiritual del ser existencial.

Desde Constantino hasta Lutero a través de los concilios, la canonicidad ha visto, hasta el presente, superar el rasgo animaloide del ser, en la formación de los cuerpos existenciales, vale decir; carnal, espiritual y divino, en la vivencia del mundo atemporal.

Al presentarse como ideas mejoradas; construidas, en planteamientos reformadores de las leyes canonícas, en el fragor de la fe cristiana, que invocan las plasmadas escrituras sagradas de la Biblia.

Aunque la inquisición haya visto el exterminio como lucha contra la herejía, de todo aquel que hacia acto de oposición al poder eclesiástico del papado, mediante la hoguera, como máximo castigo, cómo la cruz fue en la antigüedad.

Pero los años del terror político religioso, no fueron suficiente para que ese poder demoniaco que se apoderó de la autoridad eclesiástica, doblegaran la fe cristiana plasmada en la santa escritura de la biblia.

Época bárbara, en la edad media de la evolución social humana. Inglaterra, Alemania, Holanda,  Suiza, desarrollaron movimientos reformistas canónicos, iniciados por Juan Hus y seguido por Lutero, que fortalecieron la idea de oponerse a la autoridad religiosa con el ejercicio puro de la palabra de Dios, para obtener la gracias del cielo en la lucha por la reforma.

Mientras que Francia, España, Suecia, el movimiento reformador sucumbió ante la fuerza Papal, que exterminó en la hoguera a toda alma encarnada que consideró culpable de herejía.

Hasta 1793 cuando apareció la descomposición de la barbarie, que hizo la aguas del rio Sena, del color rojo escarlata, cuando flotaron en ellas 5000 cabeza guillotinadas en las plazas públicas, empezando, por las de los reyes católicos y la familia real.

Ahí la expresión de la miseria humana la representó la caída de la sindéresis, justificada como revolución.

Ciento setenta y ocho años de lucha reformista se vieron menguados.

La violencia había tomado su curso y los precursores de la violencia el poder, mientras que hombre como Calvino, reformador luterano, siguió el trabajo, para rescatar del odio, las almas arrastradas a la venganza, a la perversidad y el egoísmo.

Cuando se pierde el camino divino, el abandono de Dios, trae la adopción de las almas, en Satanás.

La miseria humana es la posesión del propio Satanás en la conducta y la oración es su dominación, porque no hay violencia que la doblegue.